viernes, mayo 07, 2010

Una policía ati-funcionarios


Lo primero que quiero decir antes de escuchar los improperios de los funcionarios que hayan leído el titular de esta columna, es que yo mismo, soy empleado público desde 2002. Con lo cual, asumo el papel que me toca. Dicho esto, tengo una propuesta para mejorar la Economía española: crear una policía anti-funcionarios. Pensarán que estoy bobo porque crear una nueva gendarmería no haría más que cargar las cuentas del Estado, pero si me hacen caso, ahorrarán dinero.
No es que les tenga especial manía a los funcionarios de las ventanillas del PROP, el Ayuntamiento, Hacienda, el juzgado, la Poli local… majos lo que se dice majos, los hay en gran número. Manolo, Juan Antonio, Inma, Juanma, Tono o Ximo en el Ayuntamiento, Carmelo en Hacienda, Julia en el centro de Salud de la Plaça de Dins, Jorge y Montse en el Juzgado… grandes profesionales que te atienden rápido, van al grano y casi siempre tienen la sonrisa en su fachada. Ahora bien, ¿qué me dicen de la fauna funcionarial resentida, quemada, con ganas de jubilarse y cara de perro? Ese típico funcionario que te abronca porque has llegado a las 12:56 y cierra a las 13:00. ¿Pero no cierras a las 13? Te quedan 4 minutos de trabajo, re-mamón. O ese médico que trabaja a medio gas y sale por la misma puerta en la que le esperan los pacientes hablando por el móvil y se va a desayunar más de una hora… Ese mismo médico que te atiende en 2,28 minutos en la Seguridad Social pero que en su clínica privada y lujosa te oferta la mejor de la tecnología puntera y te hace la pelota durante, al menos 15 minutos... pero a 150 euros la hora.
Ese funcionario que ni te mira a la cara, o el que mientras esperas que te atienda ves como en el reflejo del cristal que tiene detrás se comprueba que juega al solitario en el ordenador. Yo calculo (nada científico) que los trabajadores públicos aprovechan un 20 por ciento del horario de trabajo. Es decir, que el 80 por ciento de su tiempo laboral se pierde. ¿Se imaginan lo bien que funcionaría todo si trabajaran al menos un 80 por ciento de su tiempo y perdieran un 20?
Luego está el cara/listo/geta/mamón que va empalmando bajas por depresión, moobing, muerte del gato, etc. Es el típico que el día después del Descanso (25 abril) está enfermo, el que pese a que tiene pánico a volar (lo dijo para escaquearse de un viaje de trabajo hace un año) se ha quedado atrapado en Londres por culpa de la nube tóxica del volcán (en realidad está en su casa y no tiene ningún problema en ir a Mercadota a comprar). Es el que vuelve un día tarde de las vacaciones “porque se lo apuntó mal antes de irse”; el que se pone enfermo de un virus en el estómago pero aparece en primer plano en la pantalla de la tele en la celebración de la Champions del Barça en Roma. Ese despreciable funcionario al que todos pagamos de nuestros impuestos merece visitar la Calle Oliver, aunque sea durante unos meses. Y no hablo del Collao, ni del centro de mayores. Hablo de la Oficina del Servef.

En fin, que si los funcionarios mamones trabajaran lo que toca, España iría pero que muy bien. Y no me sirve eso de la picaresca española/latina. ¡Caña y caña! Si todos curraran, habría mayor productividad, y por tanto más recursos. Así que propongo la creación de los agentes de la PAF (Policía Anti Funcionarios) con la finalidad de que controlen el trabajo de los funcionarios mamones, investiguen sus bajas, desprogramen el solitario del ordenador y les peguen de vez en cuando (cariñosamente) un azotillo en el culete.