Fester Veterà dels Navarros

Este és un tio simpático al que fotografié en el Partidor.

Des del Globo


Es el segundo disgusto de esta categoría que me dan en poco menos de un mes. El hecho de llamarme ‘veterano’ no me hace ninguna gracia. Evidentemente, los años pasan para todos, y no iba a ser menos. Suerte que no participo en el Trofeo Filaes, sino me tocaría jugar en el equipo de los veteranos.
Resulta que el otro día, pedí mi ingreso en el Club de Remo de la UPV en Gandía (sí, ahora me ha dado por el remo… transtornos transitorios que me dan). Me toman los datos, me felicitan por la decisión y me informan de los horarios de los entrenamientos. Pero con mi DNI llega la duda y la confusión… ‘Natxo, te tenemos que apuntar en el equipo de Veteranos… tienes 34 años’.
En ese momento, pasa toda mi vida por mi mente en tres segundos, veo un túnel con una luz al fondo y alguien me dice que vaya hacia ella (no… esto es cuando mueres, ¿no? ).
En ese momento quería volver a las faldas de mi mamá, comprar piruletas fiesta y tirar petardos. ¡Qué pena!
Y para postres, el día de Sant Jordi, mi filà, la de los Navarros, la única, la genuina, la de las decisiones comprometidas, mi filá, la que me vio nacer, a la que defiendo a muerte pase lo que pase, el lugar donde mis antepasados de la rama de los Jornet decidieron que debería comerme la olleta cada 21 de abril… va y me nombra fester veterano por mis 26 años de osasunista, de Navarro, de encadenado a la Festa més gran del món.
Mientras nos imponían a mi hermano (el músico, el de la D-Generación, el del himno de fiestas del Ciudad) la medalleta de plata, mientras los Navarros en pleno reconocían con aplausos nuestra devoción navarra, volvía a sentir esa alegría agridulce porque soy veterano. Algo está pasando. Me hago viejo.
Gracias, Navarros.