jueves, agosto 30, 2007

Muerte, espectáculo y televisión


Antonio Puerta, ese desafortunado joven futbolista recientemente desaparecido a causa de un ataque al corazón retransmitido en directo por la televisión, es la última víctima de la triple combinación Muerte-televisión-espectáculo. Pese a ser un deportista totalmente desconocido para el 90 por ciento de la población española, pertenecer a un equipo que no es el Madrid ni el Barça, no ser rubio y estar casado con una ex cantante pija, caprichosa y medio anoréxica, su caso ha conseguido destapar ese sentimiento, esa devoción que por la muerte, la lágrima y el espectáculo que vivimos con pasión los españoles. Se trata de esa necesidad de llorar amargamente por la pérdida de un ser desconocido, ese afán de protagonismo en los entierros y esa contribución al sainete costumbrista en el que sólo falta la pandereta y la cabra.

A los españoles nos motiva la muerte y el lloro. Si a este toque singular latino le unimos la presencia de la televisión entendido como medio de comunicación rey del espectáculo, tendremos como resultado un nuevo episodio de Muerte, espectáculo y televisión: La muerte de Antonio Puerta. Y si a estos requisitos añadimos la escasez de noticias que ofrece el mes de agosto y pequeños detalles morbosos como que tenía 22 años, convivía con una mujer diez años más mayor que él y estaba embarazada de 7 meses, la historia se convierte en un manjar para los medios públicos y privados. Mucho más interés que la muerte de Francisco Umbral (más de 80 títulos publicados) o Emma Penella (magistral actriz por ejemplo en El Verdugo, de Luis García Berlanga); ambos dos fallecidos el mismo día.

El caso de Puerta, ya digo, desconocido futbolística y televisivamente, provocó el interés de todos los medios y programas (informativos, deportivos, del corazón) e incluso la emisión de un programa especial de la Televisión Española anunciado a bombo y platillo durante todo el día de su entierro. En este espectáculo televisivo retransmitido en directo se recuperan y acopian elementos ya propios del sainete que para los españoles supone la muerte-espectáculo: El seguimiento por la radio de los partes médicos, la manifestación espontánea en la puerta del hospital o en el campo del Sevilla; elementos heredados de la muerte en directo del concejal del PP de Ermua Miguel Ángel Blanco en 1997. El acompañamiento del féretro y los aplausos espontáneos a la viuda recuerdan demasiado a la muerte televisiva del torero Paquirrí, primer gran espectáculo mortuorio de la era moderna de la caja tonta. Los programas especiales con audiencias brutales nacieron en su día con el fatal triple crimen de Alcasser, cerca de Valencia. El entierro de Rocío Jurado, también retransmitido en directo, nos recuerda las escenas de la capilla ardiente de Puerta, lo mismo que la acumulación de velas rojas, fotos y mensajes para el futbolista en la puerta 16 del estadio del Sevilla. Puerta llevaba el dorsal 16 en su camiseta. Ese momento de las velas rojas con mensajes de ‘nunca te olvidaremos’ nos suenan en demasía a los días posteriores de la muerte de Diana de Gales o a la tragedia del 11 M en la puerta de Atocha.
Como estos ejemplos hay miles a lo largo de la reciente y moderna historia de la televisión que, apelando a intereses económicos (audiencia) y empleando la herramienta del morbo y la particular devoción que por la muerte-espectáculo que tenemos los españoles, convierten este medio de masas en un espectáculo al más puro estilo gladiadores en el coliseo romano. Cuando, en realidad, la misión principal de cualquier televisión, privada y sob

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola.

Creo q tienes razón con la muerte de puerta, están utilizando un terrible suceso para crear un espectáculo lamentable y bochornoso. Creo que fue excesivo la reacción de la gente a la muerte porque muchos de los q lloraron x su muerte no lo habían visto ni conocido nunca. Y lo peor de todo es q ahora hace mas d un mes de su muerte y aun es protagonista de programas en los q el fin de los periodistas?? son emitir mentiras y en desprestigiar y no respetar a nadie de los q hablan. Esperemos q x bien de la familia d puerta, en 3 meses ya no se le recuerde en television, xq si es así, lo van a pasar muy mal. Por cierto q mal me sienta q haya gente q hable d futbol como si tuviera idea y no sabe ni lo q es un fuera d juego; eso lo q hacen los presentadores de los programas a los q me he referido anteriormente.

Uno q no para nunca de pensar....