jueves, diciembre 11, 2008

La enfermedad de las enfermedades




Por desgracia, las estadísticas son demoledoras. El cáncer es la enfermedad de las enfermedades. Es terrible e imparable. Por suerte, la Ciencia avanza y puede que cuando llegue a los 65 esté todo bajo control. Aunque las previsiones no son demasiado esperanzadoras, no porque no se trabaje por erradicar el cáncer, sino porque con lo que comemos y respiramos, estoy casi seguro de que cuando llegue a la jubilación habrá 30 enfermedades más que dejarán al cáncer a la altura de un resfriado.
Son demasiados los casos de cáncer, incierto el tratamiento, dolorosa la quimioterapia, indignas las secuelas y destacables la gesta de los que consiguen superarla. El ciclista Amstrong es un ejemplo: un tipo que supera un cáncer y gana 7 tours de Francia. No contento con eso, a los 37 años vuelve a la alta competición con la única intención de publicitar la lucha contra la enfermedad con su imagen pública.
Otra de las cosas más preocupantes y que mayor impotencia provoca es saber que el cáncer es incontrolable e impredecible. Es difícil escapar a él porque su transmisión y origen es genético. Ha quedado demostrado que comer bien o hacer deporte es bueno y puede retrasar o hacer más digna su aparición, pero sólo eso. Si lo llevas en los genes, muchacho, estás perdido. Sólo queda controlar tu propio futuro y ser consciente de que puede personarse en cualquier momento sin marcha atrás.
¿Por qué tantos casos? ¿O es que antes los había pero ni la Medicina ni la información que sobre las enfermedades se lanzaba a la Opinión Pública los hacían tan contables y numerosos? ¿Somos lo que comemos? No hay respuestas. ¿Por qué tantos casos en Alcoy?
Sólo sé que nos rodea y por tanto nos acecha. Convaleciente está mi tio Pepe de Córdoba, que conseguirá sin duda esquivarla y darle una bofetada. Queda mucha vida por delante y no es justo que después de tantos años de trabajo duro, cuando las 24 horas del día deben destinarse a uno mismo, aparece el dichoso cáncer y condiciona tu futuro. ¡Ánimo tío!
En fin, ánimos a todos los que lo sufren y palabras de admiración para los que lo han superado y lo miran de reojo por si decide resurgir. Fuerza y apoyo de los que hoy estamos sanos pero, según la estadística, somos serios candidatos.

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