jueves, mayo 04, 2006

La profesión periodística en la sociedad de la información


Artículo facilitado por el periodista Carmelo Bernabéu.

De nuevo estamos viendo reverdecer las viejas y decepcionantes posiciones que tradicionalmente han protagonizado los debates sobre la profesión periodística, como si nada hubiera ocurrido en siglo y medio, pero sobre todo -y es lo que me parece más inquietante- como si nada fuera a ocurrir en el siglo y medio venidero. ¿Qué es el periodismo?, ¿qué es un periodista?, ¿cómo definirle?, ¿cómo acreditarle? , ¿cómo y por qué defenderle, preservarle, en una sociedad democrática compleja? Esas preguntas siguen apareciendo hoy llenas de actualidad, y a mí personalmente me producen una enorme tristeza, después de veinte años de lucha, de debates y de explicaciones.
Desde las facultades de Ciencias de la Información españolas, constituimos una Asamblea de Decanos que coordiné desde el Decanato de la única facultad de esta especialidad que existía entonces en Madrid, la de la Complutense, hoy son ya nueve a punto de ser diez. Estrenábamos la última década del siglo y del milenio en 1990, y existían entonces un total de ocho facultades en todo el país, hoy pasan ya del medio centenar. Nos unimos en defensa de unos títulos a punto de desaparecer por la amenaza de un modelo hoy prácticamente abandonado por inútil, que se quería imponer como única vía de titulaciones en comunicación e información, el del llamado segundo ciclo, pero esa defensa nos hizo unirnos a otros muchos en la búsqueda de una mejor y más digna definición de nuestras profesiones, de las que sin duda el periodismo sigue siendo la más representativa y la que despierta más pasiones e inquietudes. Así surgió el llamado "Foro de las Organizaciones Periodísticas" , constituido en Cádiz a finales de los años noventa, en el que no sólo había sindicatos y organizaciones profesionales de diferente naturaleza, estaban también las facultades. No en vano el foro se definió a raíz de unos primeros encuentros en Cuenca, en la sede de la Universidad Menéndez Pelayo dedicada durante muchos años a la comunicación. Fue ese ámbito académico en que propició el encuentro, el que lo defendió y lo alentó, tratando de no excluir a nadie, como suele ser habitual y propio del medio universitario. Han pasado siete años, y hoy se vuelve de nuevo a plantear el debate de la profesión periodística precisamente tomando como base un texto elaborado por ese mismo foro constituido en Cádiz en 1998, pero en estos momentos con ausencias clamorosas y divisiones inquietantes.
La propuesta de un partido político, Izquierda Unida, en el Parlamento español, de discutir un llamado "Estatuto del Periodista" y llegar a una ley que regule esta profesión, ha vuelto a poner de actualidad un debate que recurrentemente aparece y desaparece por motivos diferentes, pero que cuando lo hace, no parece que se consideren los avances, los cambios, las nuevas interpretaciones o doctrinas que los avances científicos del periodismo en particular y de la información y la comunicación en general hayan producido, como si todo lo que se sabe sobre estas cuestiones se hubiera quedado estancando en el siglo diecinueve. Así por ejemplo, vuelven las expresiones: "ley de prensa" , "libertad de prensa", "libertad de expresión"...; pero vuelven sobre todo, por un lado, los ardientes defensores del intervencionismo, del control y por otro, los radica- les enemigos de la regulación, los que desde posiciones liberales a ultranza, ponen en riesgo precisamente la propia libertad por el conocido procedimiento de no detectar y por tanto de no luchar contra sus amenazas y sus enemigos. A todos les anima -estoy seguro- la mejor de las voluntades, pero a todos les pido que levanten la vista y traten de escudriñar el futuro, un futuro lleno de oportunidades, pero también plagado de minas y de complejidad.
La revista PROFFSIONES, y su editora Unión Profesional, se ha interesado por esta cuestión y me han pedido que proporcione una opinión a sus lectores, que traslado encantado en estas líneas. Pero al plasmar mi reflexión, quiero precisamente pedir a la entidad que representa el sentir y el actuar de todas las profesiones reguladas en nuestro país, a "Unión Profesional" que abra sus puertas a este debate, marcando el estilo y el sustrato que le falta, el de la neutralidad, la objetividad y la modernidad. Porque el periodismo es ya hoy una profesión, fue un oficio, nació como un oficio, como todas las demás profesiones, pero esa denominación está quedando como una expresión cariñosa y romántica cuando nos queremos referir al periodismo actual, y sobre todo al futuro. y las profesiones se ejercen aplicando la inteligencia y la voluntad, con libertad y responsabilidad, de cada acto, de cada actuación profesional, porque sólo pueden ser libres y responsables las personas, no las instituciones ni las empresas. Por eso resulta tan poco apropiado hablar de responsabilidad social de los medios de comunicación como si no existieran ni nunca pudieran existir los profesionales del periodismo.
El texto redactado por el Foro y propuesto por Izquierda Unida, sorprendentemente sigue desconfiando de los profesionales, y plantea la necesidad de introducir la existencia de los llamados " Consejos de la Información", tanto a escala autonómica como estatal, en cuyo seno se decidirían todas las cuestiones relativas a acreditación, cumplimiento del código deontológico, incompatibilidades, etc., y eso sí, los consejeros mayoritariamente deberían ser nombrados por las cámaras, como si no tuviéramos suficientes experiencias de los consejos nombrados a instancias de las distintas representaciones parlamentarias. Con estos argumentos, se cargan de razón los que siguen viendo una amenaza para la libertad cualquier intento legislativo o normativo de la profesión periodística, haciendo de nuevo buena la famosa frase de que "la mejor ley de prensa es la que no existe", para justificar una vez más la vuelta al túnel del tiempo de una actividad profesional maniatada, sometida al juego empresarial, empequeñecida y desprovista de un esta- tus y de una dignidad propios de las profesiones libres.
En esta situación se vuelve a confundir la libertad de expresión con la libertad de empresa informativa y con la libertad de información, y, sobre todo, se deja de considerar el auténtico reto planteado por nuestra Constitución en el artículo 20, que es el de atender el derecho de los ciudadanos a recibir información veraz, auténtico quid de la cuestión que plantea un nuevo panorama en cuanto a pericia, habilidades, formación, capacitación y, sobre todo, exigencia social a la hora de abordar el ejercicio de la actividad profesional de los informadores en la sociedad de la información. Por eso, el debate entre los partidarios del intervencionismo o los defensores del "laiser fairll tiene sentido si lo planteamos con esquemas decimonónicos, pero deja de tenerlo si nos planteamos en una sociedad informativamente compleja y desarrollada como la actual y sobre todo en la sociedad que nos viene. Podríamos poner infinidad de ejemplos relativos a otras profesiones o evoluciones profesionales, porque en todas ha sucedido lo mismo, y así como nadie en su sano juicio confunde los derechos universales a la salud, a la vivienda, a la educación o a la justicia con los respectivos ejercicios profesionales de médicos, arquitectos, maestros o abogados, a los que cada vez exigimos más formación, más conocimientos, más profesionalidad y más responsabilidad, nadie puede suponer que la sociedad de la información, la sociedad compleja y mosaical que nos viene vaya a poder sobrevivir sin periodistas profesionales, titulados y colegiados, si es que queremos seguir teniendo la ilusión de poder acceder a la información veraz.


Javier Fernández del Moral
Revista Profesiones Nº 98

2 comentarios:

Gilito dijo...

que bien escrito...pero que laaaaaaaargo :-)

Anónimo dijo...

Ufffffffff, PERIODISTASSSSSSSSS